jueves, 9 de agosto de 2007

a veces (no me expliques por qué)
la tarde sabe a metal en la lengua
y caminamos por Obispo Trejo
bajamos por Dean Funes
como un barco fantasma
entre jirones blancos
(olor duro a garrapiñada
motos zapatos la vereda arena)
y solo queremos llegar a alguna parte
y que alguien nos alcance.

1 comentario:

Mariela Palmeri dijo...

hasta los huevos no,
hasta los huesos me llegó lo que escribiste.
Leo todo de nuevo y después intento desliar esta sensación que me dejaste.

Un beso enorme